Como clase trabajadora, no estamos exentos de las presiones de la burguesía y sus agentes, ni somos infalibles en nuestro actuar, sin embargo eso no implica que no debamos prepararnos para encarar las luchas que se avecinan, sin embargo una lucha permanente que debemos tener siempre en mente, es la lucha contra la moral de la burguesía, por esta razón debemos de reflexionar sobre la necesidad que como Clase Trabajadora tengamos nuestra moral, es decir nuestras normas que deben definir nuestro actuar con el objetivo de alcanzar el fin de la opresión y la explotación.
¿Qué es la moral?
La moral es una necesidad para cualquier agrupación humana. Toda estructura social tiene necesidad de normas para su supervivencia y su defensa. A su vez, la moral es fruto del desarrollo social. Al contrario de lo que dicen los ideólogos de la burguesía, no hay una moral universal y eterna, ya que ella cambia de acuerdo a las distintas formaciones sociales, las relaciones de producción que contienen y a las respectivas formas ideológicas y normas morales al largo de la historia de la humanidad. Es eso lo que explica las diferencias en cuanto a la moral dominante entre sociedades como las esclavistas, las feudales o las capitalistas. Y que toda clase dominante necesite imponer su moral a los explotados para garantizar su dominio sobre la sociedad.
Esta cuestión lleva a la discusión sobre la existencia o no de normas universales que son aceptadas desde siempre por los hombres. Como se preguntaba Trotsky en documento: Su moral y la nuestra:
¿Es que no existen reglas elementales de moral, desarrolladas por la humanidad como totalidad, y necesarias para la vida de la colectividad entera? Y respondía: Existen sin duda, pero la virtud de su acción es extremadamente limitada e inestable. Las normas ‘universalmente válidas’ son tanto menos actuantes cuanto más agudo es el carácter que toma la lucha de clases. Su validez está ligada a la situación de la lucha de clases. En tiempos de ‘paz’, el hombre ‘normal’ observa el mandamiento ‘no matarás’; incluso así mata en condiciones excepcionales de legítima defensa. En tiempos de guerra, sea guerra entre estados o civil, el Estado cambia la norma ‘universalmente válida de ‘no matarás’ para su contrario.[2]
Es decir, las normas morales ‘universalmente válidas’ son cargadas por un contenido de clase, lo que es lo mismo que decir antagónicos. En palabras de Trotsky: La norma moral se torna más categórica cuanto menos universales.
La burguesía tiene un interés vital en imponer su moral a las clases explotadas. Como todas las clases dominantes anteriores, utiliza la moral como instrumento de conservación de la sociedad y la impone a la sociedad tratando de demostrar que es “eterna”. Necesitan imponer su moral a la clase explotada, pero hay una incoherencia entre lo que pregonan y su práctica. La burguesía utiliza una doble moral que habla de “igualdad” y “bien común” pero estimula el individualismo y el egoísmo. Plantea que todos sean ciudadanos ejemplares en su vida privada y preocupados con el bien común, en cuanto explota y vive de la miseria de millones. Se habla de una norma, pero no es para ellos. Es el famoso “haz lo que yo digo, no lo que yo hago”.
Toda clase explotada, aún más la clase obrera que es el sujeto social de la revolución socialista, necesita un programa y una organización y también una moral opuesta por lo vértice a la moral burguesa de los explotadores.
Respondiendo a las acusaciones de los burgueses de que los bolcheviques no tenían moral, Lenin reafirmaba “Cuando nos hablan de moral, decimos: para un bolchevique, toda moral reside en esta disciplina solidaria y unida, y en esta lucha consciente de las masas contra los explotadores. No creemos en una moral eterna, denunciamos la mentira de todos los cuentos sobre moral. La moral sirve para que la sociedad humana se eleve a mayor altura, para que se desembarace de la explotación…”
La moral proletaria
La clase obrera tiene necesidad de una moral propia para luchar por sus intereses de clase. Los trabajadores fueron aprendiendo con su experiencia en las huelgas y en los primeros sindicatos que, sin un fuerte espíritu colectivo, sin una moral de clase, sería imposible enfrentar a la burguesía con su fuerza económica y su aparato represivo.
Al comienzo del movimiento obrero (MO) en Europa, se fue construyendo una moral típica de la clase proletaria: la noción de la solidaridad de clase en el ámbito de una fábrica, un país y a escala internacional. Que está extremadamente ligada a la experiencia histórica y concreta de la clase obrera: sin unidad es imposible derrotar a la burguesía, sea en las luchas cotidianas o en las luchas decisivas de un país.
Cuanto más se desarrollan las luchas, más es necesario tener solidaridad con los hermanos de clase, saber imponer la disciplina a través de piquetes y evitar que triunfen los que quieren romper esa unidad y solidaridad, como los rompehuelgas. Así se desprenden nociones básicas de la moral de la clase: acatar la disciplina de los trabajadores de su empresa, rodear de ayuda a los compañeros atacados por la patronal, aislar y, si fuera el caso, reprimir a los ompehuelgas, etc.
La burguesía es consciente de la importancia de esta unidad y disciplina obrera, sabe que es una ínfima minoría y sabe que la clase más peligrosa para su dominación es la clase obrera. Por eso, en todo momento, trata de dividir a esta clase, de cooptar individuos y sectores de ella, de oponer el individualismo y el egoísmo burgués a la moral de la clase obrera en lucha, de corromper dirigentes y estimular la traición. Se apoya en la competencia entre los trabajadores para fomentar la división y también para impedir la constitución de la moral proletaria. Trata de mantener a la clase obrera creyendo en una salvación en el más allá o en la posibilidad de ascenso individual, como salida a su situación. Por eso, cuando la clase obrera entra en combate como clase, empieza a romper en la práctica con la moral burguesa.
Para resumir, la moral proletaria es la moral de la clase obrera en lucha contra la burguesía. Su base es la solidaridad y la unidad frente a la clase enemiga, de la cual se desprenden una serie de normas, como:
* Cada trabajador protege y apoya al compañero de su clase contra las persecuciones de la burguesía.
* Nunca se entrega o se permite que sea perjudicado un compañero.
* Aunque se tienen divergencias, se actúa como clase unida delante del enemigo. Si un individuo de la clase viola esto, debe impedírselo y, si es necesario, reprimirlo con la disciplina del colectivo.
* Las relaciones entre compañeros, y también entre las organizaciones obreras, deben tener lealtad, honestidad, fraternidad y franqueza.
* No se utilizan medios violentos para dirimir diferencias entre miembros de la clase o sus organizaciones.
* Nunca tomamos dinero de la patronal, ni de ningún gobierno
* Nos sometemos a lo que defina la mayoría del colectivo, nos centralizamos a la colectividad.
* No nos beneficiamos de los compañeros de base de ninguna manera.
* No estamos a favor de ninguna forma de opresión o explotación, ni la promovemos
* Nos solidarizamos en cualquier lucha de la clase trabajadora que sea justa.